Habitualmente, para presentarnos, al hablar de nosotros, recurrimos a lo que hemos hecho en nuestra vida, o en este caso en nuestra trayectoria. Como si las líneas de un curriculum nos definieran. Por el célebre principio orteguiano somos nuestras circunstancias, pero sobre todo somos nuestros principios e ideales, nuestra rutina y nuestros sueños.
Los que me conocéis sabéis de mi obsesión como entrenador y como aficionado por cualquier detalle de técnica individual, por desatar el talento, por jugarme un All-In en cada entrenamiento por el progreso individual desde la óptica colectiva de este juego.
¿Formar para el futuro o sólo competir buscando un resultado numérico inmediato? ¿Premiar o castigar el error derivado de que el jugador intente aquello que entrena y que todavía no le sale tan bien?
Y la pregunta que subyace: si el objetivo es sacar jugadores para un primer equipo (ACB, LEB, EBA, 1ª Nacional, la categoría que sea), ¿por qué cuecen y no enriquecen?
@Fran Fermoso #CES2013